Entre lo visual y lo funcional: cómo lograr espacios coherentes
En un buen espacio, nada desentona. La silla no solo es cómoda, también encaja. La mesa no solo es estable, también equilibra el conjunto. La estética no está puesta como una capa final, sino integrada desde el inicio. Esa es la diferencia entre un ambiente decorado y uno diseñado con coherencia.
La funcionalidad y la belleza no son conceptos opuestos. Cuando se entienden como complementarios, cada decisión adquiere mayor profundidad. Un mueble no cumple solo una función práctica; también aporta carácter, ritmo visual y sensación de orden. Pero para que eso ocurra, debe haber un hilo conductor: intención.
En Due, cada pieza nace del cruce entre lo funcional y lo visual. No se trata de diseñar algo que solo cumpla un rol utilitario, ni de perseguir una forma que luzca bien solo en fotografías. Se trata de crear objetos que dialoguen con el espacio, que mejoren la experiencia de habitarlo y que permanezcan en el tiempo sin perder su esencia.
La coherencia visual no significa rigidez. Significa que todo tiene un propósito. Y cuando diseño y funcionalidad van de la mano, ese propósito se percibe sin necesidad de explicarlo.
Elegancia es también saber elegir aquello que cumple una función y, a la vez, eleva el entorno.